El gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) prometió transformar el sistema de salud en México, asegurando que sería "el mejor del mundo". Sin embargo, esta promesa no solo quedó incumplida, sino que, según los datos, el panorama de salud en el país ha empeorado significativamente.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), entre 2018 y 2022, la cantidad de personas sin acceso a servicios de salud aumentó un 150%. En cifras, esto significa que la población sin servicios de salud pasó de 20.1 millones a 50.4 millones, lo que representa cuatro de cada diez mexicanos y mexicanas. Estados como Oaxaca, Chiapas, Guerrero e Hidalgo fueron los más afectados por esta pérdida de cobertura, con una disminución severa en el acceso a los servicios.
En la Ciudad de México, la cobertura pasó del 20.1% al 28.7%, lo que significa que cerca de 2.7 millones de personas dejaron de tener acceso a los servicios de salud entre 2018 y 2022. Este retroceso ha generado una creciente insatisfacción y desesperación entre los derechohabientes, quienes reportan desorganización en los hospitales y falta de atención adecuada.
Uno de los intentos más polémicos del gobierno de AMLO fue la creación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) en 2020, destinado a sustituir al Seguro Popular. No obstante, el Insabi fracasó en alcanzar sus objetivos. El colectivo Cero Desabasto denunció que el Insabi no pudo resolver la falta de medicamentos ni la atención adecuada para millones de personas sin seguridad social. Finalmente, en mayo de 2023, el Insabi fue oficialmente desmantelado, y sus funciones fueron absorbidas por el IMSS-Bienestar, otro programa que hasta ahora no ha logrado subsanar las deficiencias heredadas del sistema.
Uno de los problemas más graves que enfrentó el sistema de salud durante el sexenio de AMLO fue el desabasto de medicamentos, afectando principalmente a los sectores más vulnerables. Los reportes de falta de insumos y una atención médica inadecuada se multiplicaron, mientras que los derechohabientes trataban de sobrellevar las largas esperas y la falta de respuestas. Según un testimonio, los pacientes no recibían atención adecuada ni supervisión continua, lo que incrementaba la frustración y la preocupación por su salud.
La pandemia de COVID-19 llegó en un momento en el que el sistema de salud de México ya estaba debilitado por la transición del Seguro Popular al Insabi. Según el exsecretario de Salud José Narro Robles, la mala gestión gubernamental durante la pandemia exacerbó las deficiencias del sistema, dejando un saldo trágico. INEGI reportó que entre 2020 y 2022 se registraron alrededor de 830 mil defunciones en exceso, cifra atribuida a la falta de preparación y a una gestión deficiente de la crisis sanitaria.
Además, Narro Robles destacó que entre 2018 y 2023, las atenciones médicas brindadas por las instituciones públicas de salud disminuyeron en 14.2 millones, mientras que las atenciones del sector privado, incluidas clínicas y consultorios adyacentes a farmacias, aumentaron en 18.3 millones. Esto indica que millones de personas se vieron obligadas a recurrir al sector privado debido a la falta de capacidad de respuesta del sector público.
En conclusión, el sexenio de AMLO ha sido testigo de un retroceso alarmante en el acceso a los servicios de salud. Las promesas de brindar atención médica universal y gratuita no solo quedaron incumplidas, sino que la situación empeoró drásticamente. Los expertos del sector, como José Narro Robles, coinciden en que la gestión en salud pública en los últimos seis años ha sido desastrosa, y el sistema de salud se ha deteriorado en varios aspectos clave, desde la falta de medicamentos hasta la disminución en la esperanza de vida al nacimiento. La creación del IMSS-Bienestar, a pesar de ser una solución propuesta, aún no ha podido recuperar la capacidad de atención que el sistema de salud alguna vez tuvo.
El futuro del sistema de salud en México es incierto, y el próximo gobierno enfrentará el desafío de revertir las consecuencias de una mala administración y de restaurar la confianza de la población en los servicios públicos de salud.