El gobierno federal ha presentado el programa "Salud Casa por Casa" como si se tratara del mayor esfuerzo de atención médica en la historia de México. Sin embargo, lo que realmente esconde esta iniciativa es una operación política financiada con recursos públicos, utilizada para consolidar la estructura territorial de Morena y promover la imagen del partido rumbo al 2027.
En un país donde los hospitales públicos enfrentan carencias diarias de insumos, equipos y personal médico, el gobierno federal decidió transferir 5 mil millones de pesos del presupuesto del sector salud a la Secretaría del Bienestar. ¿Para qué? Para que los llamados “servidores de la nación”, sin formación médica ni protocolos sanitarios, recorran casa por casa no a curar, sino a censar, adoctrinar y cooptar votos, especialmente entre adultos mayores y personas con discapacidad.
La presidenta prometió contratar a 20 mil médicos y enfermeros, pero lo que están desplegando es un ejército de 20 mil promotores políticos, muchos sin capacitación ni respaldo profesional. Desde Acción Nacional, se ha exigido que cualquier programa de atención domiciliaria esté a cargo de profesionales certificados, con sueldos justos, equipo adecuado y reglas claras.
El gobierno también ha anunciado que este programa estará vinculado a las polémicas "Farmacias del Bienestar", una extensión de la fallida “megafarmacia”, donde no se garantiza el resguardo adecuado de los medicamentos. ¿El riesgo? Que los medicamentos terminen en manos de operadores políticos y no de quienes los necesitan, violando la prescripción médica y comprometiendo la salud pública.
Peor aún: se pretende almacenar medicamentos en Tiendas del Bienestar, lugares que no cumplen con las normas de temperatura, seguridad y caducidad necesarias. ¿Quién supervisará que los medicamentos no estén caducos o mal almacenados? Nadie.
Además del desvío de recursos y la improvisación operativa, preocupa la recopilación masiva de datos personales y médicos. Con el pretexto de mejorar la salud de la población, los servidores de la nación estarán levantando un censo sobre hábitos, enfermedades, historial de vacunación y salud emocional. Un banco de datos oro para los intereses electorales de Morena.
Esto ya lo vivimos con la vacunación durante la pandemia de COVID-19, donde los promotores políticos sustituyeron al personal de salud, las decisiones se tomaron con base en cálculos electorales y la vacunación se utilizó como herramienta de campaña.
Mientras tanto, los verdaderos profesionales de la salud enfrentan despidos, falta de pagos, condiciones laborales precarias y una creciente desmotivación. Organizaciones como la Asamblea Nacional de Trabajadores de la Salud han denunciado que se contrata a médicos como “voluntarios” para no pagarles lo justo, en especial a jóvenes egresados.
¿Ese es el “gran programa de salud” del gobierno? Un disfraz mal armado con fines electorales, mientras el sistema público colapsa por la falta de inversión y personal.
Desde el Grupo Parlamentario del PAN, presentamos una reforma a la Ley General de Salud para que este tipo de programas se realicen con regulación, supervisión médica y respeto a los derechos de los pacientes. Se propone que la Secretaría de Salud, y no la del Bienestar, sea la encargada de coordinar la atención domiciliaria, junto con el Consejo de Salubridad General.
El objetivo es claro: que "Salud Casa por Casa" no sea otro experimento político con consecuencias sanitarias, sino una verdadera estrategia de salud pública con:
El programa "Salud Casa por Casa" refleja el modelo de este gobierno: mucho discurso, cero planeación. Si realmente se quiere mejorar la atención médica en México, se deben fortalecer hospitales, contratar especialistas, garantizar medicamentos y respetar la dignidad de los trabajadores del sector salud.
Utilizar la salud como bandera electoral es no solo irresponsable, sino inhumano. México necesita políticas públicas, no campañas disfrazadas. Y desde el PAN, seguiremos denunciando cada intento de manipulación con recursos públicos.
El gobierno federal ha presentado el programa "Salud Casa por Casa" como si se tratara del mayor esfuerzo de atención médica en la historia de México. Sin embargo, lo que realmente esconde esta iniciativa es una operación política financiada con recursos públicos, utilizada para consolidar la estructura territorial de Morena y promover la imagen del partido rumbo al 2027.
En un país donde los hospitales públicos enfrentan carencias diarias de insumos, equipos y personal médico, el gobierno federal decidió transferir 5 mil millones de pesos del presupuesto del sector salud a la Secretaría del Bienestar. ¿Para qué? Para que los llamados “servidores de la nación”, sin formación médica ni protocolos sanitarios, recorran casa por casa no a curar, sino a censar, adoctrinar y cooptar votos, especialmente entre adultos mayores y personas con discapacidad.
La presidenta prometió contratar a 20 mil médicos y enfermeros, pero lo que están desplegando es un ejército de 20 mil promotores políticos, muchos sin capacitación ni respaldo profesional. Desde Acción Nacional, se ha exigido que cualquier programa de atención domiciliaria esté a cargo de profesionales certificados, con sueldos justos, equipo adecuado y reglas claras.
El gobierno también ha anunciado que este programa estará vinculado a las polémicas "Farmacias del Bienestar", una extensión de la fallida “megafarmacia”, donde no se garantiza el resguardo adecuado de los medicamentos. ¿El riesgo? Que los medicamentos terminen en manos de operadores políticos y no de quienes los necesitan, violando la prescripción médica y comprometiendo la salud pública.
Peor aún: se pretende almacenar medicamentos en Tiendas del Bienestar, lugares que no cumplen con las normas de temperatura, seguridad y caducidad necesarias. ¿Quién supervisará que los medicamentos no estén caducos o mal almacenados? Nadie.
Además del desvío de recursos y la improvisación operativa, preocupa la recopilación masiva de datos personales y médicos. Con el pretexto de mejorar la salud de la población, los servidores de la nación estarán levantando un censo sobre hábitos, enfermedades, historial de vacunación y salud emocional. Un banco de datos oro para los intereses electorales de Morena.
Esto ya lo vivimos con la vacunación durante la pandemia de COVID-19, donde los promotores políticos sustituyeron al personal de salud, las decisiones se tomaron con base en cálculos electorales y la vacunación se utilizó como herramienta de campaña.
Mientras tanto, los verdaderos profesionales de la salud enfrentan despidos, falta de pagos, condiciones laborales precarias y una creciente desmotivación. Organizaciones como la Asamblea Nacional de Trabajadores de la Salud han denunciado que se contrata a médicos como “voluntarios” para no pagarles lo justo, en especial a jóvenes egresados.
¿Ese es el “gran programa de salud” del gobierno? Un disfraz mal armado con fines electorales, mientras el sistema público colapsa por la falta de inversión y personal.
Desde el Grupo Parlamentario del PAN, presentamos una reforma a la Ley General de Salud para que este tipo de programas se realicen con regulación, supervisión médica y respeto a los derechos de los pacientes. Se propone que la Secretaría de Salud, y no la del Bienestar, sea la encargada de coordinar la atención domiciliaria, junto con el Consejo de Salubridad General.
El objetivo es claro: que "Salud Casa por Casa" no sea otro experimento político con consecuencias sanitarias, sino una verdadera estrategia de salud pública con:
El programa "Salud Casa por Casa" refleja el modelo de este gobierno: mucho discurso, cero planeación. Si realmente se quiere mejorar la atención médica en México, se deben fortalecer hospitales, contratar especialistas, garantizar medicamentos y respetar la dignidad de los trabajadores del sector salud.
Utilizar la salud como bandera electoral es no solo irresponsable, sino inhumano. México necesita políticas públicas, no campañas disfrazadas. Y desde el PAN, seguiremos denunciando cada intento de manipulación con recursos públicos.