En los últimos días, todos hemos hablado de una u otra manera de los nuevos libros de texto en México que nos tienen preocupado por el futuro de nuestros hijos e hijas, pero, concretamente, ¿qué está mal de este contenido? Aquí te decimos 3 razones principales.
Por si no lo sabías, hace algunos días se hizo viral la noticia de que la Secretaría de Educación Pública del país comenzaría a distribuir nuevos libros de texto en México, con contenido muy diferente al que estamos acostumbrados desde hace decenas de años.
Y es que, bajo la excusa de estar revolucionando la educación en el país, el gobierno morenista de Andrés Manuel López Obrado ha decidido reformular casi completamente la información que viene en los libros de textos para niños y niñas de primaria y algunos niveles de secundaria y adecuarlos a lo que él llama la "Nueva escuela mexicana".
La "Nueva escuela mexicana", según información oficial, es: "la institución del Estado mexicano responsable de la realización del derecho a la educación en todo el trayecto de los 0 a los 23 años de las y los mexicanos".
Es decir, en pocas palabras, es una "nueva propuesta" del gobierno mexicano actual que busca, como lo ha hecho con otras instituciones, reestructurar algo que ya estaba hecho, sin considerar el trabajo previo y los avances ya realizados.
Esta nueva propuesta educativa abarca desde preescolar hasta bachillerato y como parte de estos cambios fue que llegaron los nuevos libros de texto en México.
En ese contexto, los nuevos libros de texto en México son una suerte de base ideológica que marca o representa el cambio puntual de los cambios que ha hecho el gobierno y que influirán directamente no sólo en los 6 años que están por terminar de Andrés Manuel López Obrador, si no en los años por venir, ya que son las enseñanzas que llevarán niños y niñas mexicanas a lo largo de su crecimiento cognitivo.
Sobre todas las cosas, los nuevos libros de texto en México llevan algo que no puede llevar ningún libro de educación pública y esto es la ideología. Por eso mismo en la Constitución Mexicana hemos consagrado el derecho a la educación laica.
En su artículo 130 se deja establecido que el estado es laico. Inclusive, en La Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público señala en su artículo 3º: “El Estado mexicano es laico. El mismo ejercerá su autoridad sobre toda manifestación religiosa, individual o colectiva, sólo en lo relativo a la observancia de las leyes, conservación del orden y la moral públicos y la tutela de derechos de terceros".
En este sentido, más que educar, enseñar desde una ideología significa enseñar desde una postura y no desde la fuente del conocimiento como tal.
Así, pues, el gobierno decide, por ejemplo, contar a los niños que en la historia de México hubo una marcha para defender los derechos de las mujeres, pero no que hubo una para defender el derecho a la vida, o para defender al INE, también.
Es decir, se decide desde una ideología qué pasó en la historia y qué no.
En los nuevos libros de texto en México ya se han detectado múltiples errores de ortografía y de información.
Según un análisis de El Financiero, existen varios errores de parte de quienes hicieron los nuevos libros de texto en México y son detalles equivocados que cargarán nuestros niños y niñas a lo largo de su vida.
Por decir algunos, se dice en el libro de "Nuestros Saberes" que Benito Juárez nació el 18 de marzo de 1806, cuando en realidad nació el 21 de marzo, día en que celebramos al llamado Benemérito de las Américas.
Asimismo, también se muestran errores en temas de matemáticas y al mostrar cómo hacer una infografía en el libro de quinto grado.
Derivado de la ideología impuesta en los nuevos libros de texto en México, existe información que puede confundir a nuestras infancias, puesto que hay temas difíciles de procesar para ellos.
Estos temas están presentes en, por ejemplo, el libro de quinto y sexto donde se habla de sexualidad y explícitamente se refiere a una ideología de género en la que mencionan la idea de separar "género" de "sexo", presuponiendo asuntos técnicos desde argumentos sociales y culturales.
En este sentido, se pierde la postura científica y neutral que deberían tener los libros que están educando a las infancias en el país.