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Recortes en Coahuila son consecuencia de la irresponsable gestión de MORENA

La deuda pública de México está por alcanzar un nivel sin precedentes: 19.96 billones de pesos, según los Precriterios 2026 entregados por Hacienda. Esto representa el 52.3% del PIB, y un incremento del 36% real respecto a 2018, cuando Morena asumió el poder. Traducido a términos personales, cada mexicano deberá casi 150 mil pesos, simplemente por haber nacido en este país.

recortes en coahuila
Selección de Texto Personalizada

La llamada "austeridad republicana" de Morena resultó ser una mentira costosa. Lejos de acabar con los “lujos del poder” y las “obras faraónicas” de gobiernos anteriores, el morenismo —de López Obrador a Claudia Sheinbaum— ha dejado una deuda histórica, un país sin crecimiento económico, y ahora, recortes presupuestales que afectan directamente a las familias mexicanas.

La deuda pública de México está por alcanzar un nivel sin precedentes: 19.96 billones de pesos, según los Precriterios 2026 entregados por Hacienda. Esto representa el 52.3% del PIB, y un incremento del 36% real respecto a 2018, cuando Morena asumió el poder. Traducido a términos personales, cada mexicano deberá casi 150 mil pesos, simplemente por haber nacido en este país.

¿Y qué hemos recibido a cambio de este endeudamiento masivo? ¿Un sistema de salud fortalecido? ¿Escuelas dignas? ¿Obras que mejoren nuestra competitividad? Nada de eso. Lo que ha crecido son los programas clientelares y las pensiones, que, aunque necesarios en un país desigual, hoy se llevan casi la mitad del presupuesto federal, sin garantía de sostenibilidad ni resultados de largo plazo.

La situación ha llegado a un punto crítico. En el caso de Coahuila, el gobernador Manolo Jiménez acaba de confirmar lo que temíamos: el gobierno federal anunció un recorte de cientos de millones de pesos en participaciones federales, lo que pone en riesgo obras clave para la entidad. Aunque aún no se sabe el monto exacto, los recortes llegarán en julio y agosto, afectando directamente la programación de infraestructura.

Proyectos estratégicos como la ampliación de la carretera Saltillo-Zacatecas en Derramadero, y tramos en la región de Torreón-La Joya-La Partida, están en juego. “Nos recortan un par de cientos de millones y nos afecta gravemente porque, ¿de dónde sacamos ese dinero para cubrir estos pagos?”, cuestionó el gobernador. Todo esto ocurre mientras el presupuesto federal se sigue concentrando en pensiones y subsidios, dejando sin margen a estados y municipios.

Y no se trata de una sorpresa. El recorte corresponde al Ramo 28 del Fondo General de Participaciones, un recurso esencial que ya estaba presupuestado, planeado y comprometido por las entidades federativas. El recorte es un golpe directo a las finanzas locales, y por ende, a la gente. Porque cuando se detiene una carretera, una obra de drenaje o una inversión pública, los afectados no son los gobernadores, sino las familias, los trabajadores, los estudiantes.

Esto es consecuencia de una mala planeación financiera nacional, que en lugar de invertir en infraestructura y crecimiento económico, se ha dedicado a tirar el dinero en subsidios sin evaluación ni resultados comprobables. Y lo más preocupante: este modelo está siendo replicado y defendido por Claudia Sheinbaum, quien en lugar de corregir el rumbo, ya anunció que continuará por el mismo camino del desastre fiscal.

La narrativa oficial asegura que la deuda como proporción del PIB se mantendrá “estable” en 2026. Pero los expertos no se lo creen. Ricardo Cantú, del CIEP, ya advirtió que estas estimaciones son demasiado optimistas y que la realidad económica —con amenazas como la recesión técnica y la incertidumbre global— podría terminar por superar las cifras “maquilladas” de Hacienda.

México se está quedando sin espacio fiscal. Las calificadoras ya están levantando alertas. Y mientras tanto, los ciudadanos —como los coahuilenses— empiezan a sentir las consecuencias reales de una política económica fallida: recortes, cancelación de obras, deterioro de servicios públicos y una deuda que crece en silencio.

La irresponsabilidad de Morena no sólo ha hipotecado el futuro, sino que ya comenzó a cobrarnos el presente. Esta es la verdadera herencia de la mal llamada "Cuarta Transformación": un país más endeudado, más pobre y más limitado. Lo que viene no será fácil. Y si no corregimos el rumbo, lo que está en juego es el bienestar de toda una generación.

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recortes en coahuila

Recortes en Coahuila son consecuencia de la irresponsable gestión de MORENA

La deuda pública de México está por alcanzar un nivel sin precedentes: 19.96 billones de pesos, según los Precriterios 2026 entregados por Hacienda. Esto representa el 52.3% del PIB, y un incremento del 36% real respecto a 2018, cuando Morena asumió el poder. Traducido a términos personales, cada mexicano deberá casi 150 mil pesos, simplemente por haber nacido en este país.

La llamada "austeridad republicana" de Morena resultó ser una mentira costosa. Lejos de acabar con los “lujos del poder” y las “obras faraónicas” de gobiernos anteriores, el morenismo —de López Obrador a Claudia Sheinbaum— ha dejado una deuda histórica, un país sin crecimiento económico, y ahora, recortes presupuestales que afectan directamente a las familias mexicanas.

La deuda pública de México está por alcanzar un nivel sin precedentes: 19.96 billones de pesos, según los Precriterios 2026 entregados por Hacienda. Esto representa el 52.3% del PIB, y un incremento del 36% real respecto a 2018, cuando Morena asumió el poder. Traducido a términos personales, cada mexicano deberá casi 150 mil pesos, simplemente por haber nacido en este país.

¿Y qué hemos recibido a cambio de este endeudamiento masivo? ¿Un sistema de salud fortalecido? ¿Escuelas dignas? ¿Obras que mejoren nuestra competitividad? Nada de eso. Lo que ha crecido son los programas clientelares y las pensiones, que, aunque necesarios en un país desigual, hoy se llevan casi la mitad del presupuesto federal, sin garantía de sostenibilidad ni resultados de largo plazo.

La situación ha llegado a un punto crítico. En el caso de Coahuila, el gobernador Manolo Jiménez acaba de confirmar lo que temíamos: el gobierno federal anunció un recorte de cientos de millones de pesos en participaciones federales, lo que pone en riesgo obras clave para la entidad. Aunque aún no se sabe el monto exacto, los recortes llegarán en julio y agosto, afectando directamente la programación de infraestructura.

Proyectos estratégicos como la ampliación de la carretera Saltillo-Zacatecas en Derramadero, y tramos en la región de Torreón-La Joya-La Partida, están en juego. “Nos recortan un par de cientos de millones y nos afecta gravemente porque, ¿de dónde sacamos ese dinero para cubrir estos pagos?”, cuestionó el gobernador. Todo esto ocurre mientras el presupuesto federal se sigue concentrando en pensiones y subsidios, dejando sin margen a estados y municipios.

Y no se trata de una sorpresa. El recorte corresponde al Ramo 28 del Fondo General de Participaciones, un recurso esencial que ya estaba presupuestado, planeado y comprometido por las entidades federativas. El recorte es un golpe directo a las finanzas locales, y por ende, a la gente. Porque cuando se detiene una carretera, una obra de drenaje o una inversión pública, los afectados no son los gobernadores, sino las familias, los trabajadores, los estudiantes.

Esto es consecuencia de una mala planeación financiera nacional, que en lugar de invertir en infraestructura y crecimiento económico, se ha dedicado a tirar el dinero en subsidios sin evaluación ni resultados comprobables. Y lo más preocupante: este modelo está siendo replicado y defendido por Claudia Sheinbaum, quien en lugar de corregir el rumbo, ya anunció que continuará por el mismo camino del desastre fiscal.

La narrativa oficial asegura que la deuda como proporción del PIB se mantendrá “estable” en 2026. Pero los expertos no se lo creen. Ricardo Cantú, del CIEP, ya advirtió que estas estimaciones son demasiado optimistas y que la realidad económica —con amenazas como la recesión técnica y la incertidumbre global— podría terminar por superar las cifras “maquilladas” de Hacienda.

México se está quedando sin espacio fiscal. Las calificadoras ya están levantando alertas. Y mientras tanto, los ciudadanos —como los coahuilenses— empiezan a sentir las consecuencias reales de una política económica fallida: recortes, cancelación de obras, deterioro de servicios públicos y una deuda que crece en silencio.

La irresponsabilidad de Morena no sólo ha hipotecado el futuro, sino que ya comenzó a cobrarnos el presente. Esta es la verdadera herencia de la mal llamada "Cuarta Transformación": un país más endeudado, más pobre y más limitado. Lo que viene no será fácil. Y si no corregimos el rumbo, lo que está en juego es el bienestar de toda una generación.

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