En el discurso del gobierno de la cuarta transformación se ha repetido constantemente la idea de que la deuda pública en México no ha crecido, sino todo lo contrario.
Desde la pandemia, las autoridades aseguran que la macroeconomía mexicana es estable porque no se adquirió deuda para brindar apoyos a empresarios y generadores de empleo, sin embargo, el nuevo paquete económico refleja otra realidad.
El pasado 12 de septiembre la directora general del Instituto Mexicano para la Competitividad, Valeria Moy, informó y documentó una realidad que contrasta con el discurso oficial.
En el texto titulado “Que siempre sí hay deuda”, la investigadora documentó que los más de 9 billones de pesos que se gastarán el año que entra en México, al menos 1.72 billones, es decir, más del 19%, provendrán de la contratación de nuevos créditos.
Este número, además, indica que es el monto más grande que se ha contratado desde el año 2000, época en la que el dólar fluctuaba entre los 9 y 10 pesos.
“El déficit público, es decir, la diferencia entre los gastos y los ingresos presupuestados, representará en esta ocasión 5.4% del PIB. El año pasado, por tener una referencia, fue 3.9% y durante 2020, año de la pandemia cuando debería de haber crecido, fue 3.8%. Llama la atención un déficit tan alto en un año en el que se estima tener un crecimiento central de 3%.”, escribió Valeria Moy.
Para analizar la deuda pública en México, se tienen que hacer comparaciones desde distintos enfoques.
En materia económica, existe un concepto denominado “déficit primario estimado”, éste se calcula restando los ingresos públicos menos los egresos, pero sin incluir el pago de los intereses por el servicio crediticio.
Así, una economía sana siempre debe obtener números positivos, sin embargo, para el 2024 se prevé un déficit, o pérdida, del 1.4% con respecto al Producto Interno Bruto.
“El presidente podrá seguir diciendo que no hay deuda, pero los datos están ahí. La siguiente administración tendrá que hacer maniobras para atender la irresponsabilidad del último año de gobierno.”, argumentó la directora del IMCO.
Al contrario de lo que han comentado funcionarios y funcionarias como Raquel Buenrostro, ex jefa del SAT y hoy secretaria de Economía, así como el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez De la O, la economía mexicana no vive su mejor momento. El próximo año, 2024, será un año de retos y dificultades para la próxima administración federal. La macroeconomía se sostiene entre alfileres.
Otro concepto económico que se debe considerar para evaluar el desempeño del gobierno federal durante el presente año es el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público como porcentaje del PIB.
En éste, se agrupan todas las obligaciones financieras que contrae el Gobierno Federal y se obtiene una proporción con respecto al Producto Interno Bruto.
De esta manera, para 2024 este saldo se plantea en 48.8% con respecto al PIB, cifra superior al peor número logrado por Enrique Peña Nieto, en 2016, con el 47.2%.
Además, este resultado negativo no es nuevo. En 2020, año en el que bajó la producción por el parón económico provocado por la pandemia, el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público con respecto al PIB llegó hasta el 50.2%. Como referencia, en las administraciones de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto la pérdida de productividad nunca fue tan alta.
Cabe mencionar que toda esta información económica está planteada en el Paquete Económico 2024, presentado por la Secretaría de Hacienda, ante las y los integrantes del Congreso de la Unión.